La Capacidad Divina de los Hombres



La capacidad divina de los hombres.


Una vieja leyenda hindú habla de una época en la cual todos los hombres eran dioses. Pero emplearon mal su divinidad, tanto que Brahma, el maestro de los dioses, decidió quitarles la capacidad divina y ocultarla en un lugar donde sería imposible que la encontraran. Así, el mayor problema era encontrar un escondite.
Cuando convocaron a los dioses de menor importancia para consultar cómo solucionar este problema, propusieron: "Enterremos la divinidad del hombre en la tierra." Pero Brahma contestó: "No, eso no es suficiente, porque el hombre cavará y la encontrará."
Entonces los dioses respondieron: "En ese caso, arrojemos la divinidad en el más profundo de los océanos."
Pero Brahma replicó: "No, porque tarde o temprano, el hombre explorará las profundidades de todos los océanos, y es seguro que un día la encontrará y la llevará con él a la superficie."
Entonces los dioses de menor importancia concluyeron: "No sabemos dónde ocultarla, porque tanto en la tierra como en el mar no parece existir un lugar en donde el hombre no pueda alcanzarla algún día."
Entonces Brahma supo: "Aquí, lo que vamos a hacer con la divinidad del hombre es ocultarla en lo más profundo de sí mismo, porque este es el único lugar en donde él nunca pensará en buscarla."
Desde ese tiempo, concluye la leyenda, el hombre se volcó hacia la tierra, la exploró, escaló, se sumergió en ella y la cavó, en búsqueda de algo que estaba dentro de sí mismo.

Quien Mato al Amor



¿ Quién mató el Amor ?



Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos ellos. Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien". Los asistentes no se extrañaron mucho pués era el odio el que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si, quién seria tan difícil de matar para que el odio los necesitara a todos. Quiero que maten al Amor dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno le tenia ganas. El primer voluntario fué el Mal Caracter, quien dijo: "Yo ire, y les aseguro que en un año el Amor habra muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará". Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Caracter quedaron muy decepcionados. "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia el amor la superaba y salía adelante". Fué cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: En vista de que el Mal Caracter fracasó, ire yo. Desviare la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder, eso nunca lo ignorara". Y empezó la Ambición el ataque hacia su victima, quién efectivamente cayó herida, pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo. Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas, situaciones para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró, y pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció. Año tras año, el odio siguió en su lucha enviando a sus mas hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoismo, a la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba. El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demas: "Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos". De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era funebre como el de la muerte: "Yo mataré al Amor" dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ese que pretendia hacer solo, lo que ninguno habia podido. El Odio dijo "ve y hazlo". Tan solo habia pasado algun tiempo cuando el odio volvio a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles despues de mucho esperar que por fin EL AMOR HABIA MUERTO. Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro hablo: "Ahi les entrego al Amor, totalmente muerto y destrozado" y sin decir más se marchó. ¡Espera! dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quien eres?. El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo SOY LA RUTINA.

Aun queda mucho por aprender


Aún queda mucho por aprender

Yo, que creí saber tanto respecto a relaciones amorosas, últimamente, sin querer y sin darme cuenta, observando mis experiencias, mis aciertos y sobre todo, mis errores, he visto que en materia de amor, aún me falta tanto por APRENDER... por ENTENDER... por CAMBIAR... por CORREGIR... por ACEPTAR... por MEJORAR...
DEBO APRENDER que enamorarme no es obsesionarme ni irme a los extremos.
DEBO APRENDER a no poner toda la motivación de mi vida en sólo una persona.
DEBO ENTENDER que no se debe rogar amor y que una relación de pareja no es para vivir angustiado.
DEBO APRENDER que si pretendo tener una relación de adulto, debo comportarme como tal.
DEBO ACEPTAR que en el amor como en cualquier otra cosa de la vida, existen los tropiezos, las caídas y los dolores, y el miedo solamente dificulta más las cosas.
DEBO APRENDER que no es bueno sobrevalorar, endiosar, ni idealizar a nadie. Porque todos somos humanos y no debo esperar de mi pareja más de lo esperable de un ser humano.
DEBO APRENDER que es bueno ser como soy, siempre y cuando eso no implique faltarle al respeto a quien esté conmigo.
DEBO ACEPTAR que en algunas ocasiones es necesario pasar por un gran dolor para conocer una gran felicidad, ya que a veces el suelo del fondo es el más apto para brincar.
DEBO ENTENDER que la confortabilidad brindada por la rutina es engañosa, porque la realidad está en constante cambio, por eso es necesario aprender a tolerar la inseguridad natural de la vida cotidiana.
DEBO ACEPTAR que los planes pueden desaparecer en un instante, porque el futuro se mueve como él desee y no como a mí me dé la gana. Si éste me permite hacer algunas cosas sobre él, debo estar agradecido y no lamentándome por lo que no pude hacer.
DEBO ACEPTAR que alrededor del amor se han creado muchas mentiras. Por eso debo dejar de volverle la cara a la verdad sólo para seguir en una falsa comodidad o por miedo al dolor. Si la vida me demuestra que aquello en donde puse mi corazón es una farsa, debo aceptarlo; llorando, desahogándome y renaciendo como una nueva persona.
DEBO MEJORAR mi amor propio...Para que la partida de quien quiero no me haga sentir despreciado, humillado o rechazado.Para no ser tan sensible al abandono.Para no terminar creyendo que me dejaron por feo o por tonto, y poder aceptar que simplemente funcionó el tiempo necesario.Para no arrastrarme poniéndome de alfombra a los pies de nadie.
DEBO ACEPTAR que agradarle a alguien hoy no garantiza el agradarle mañana. Y eso no tiene por qué ofenderme si lo acepto...
Si acepto que a veces las personas no pueden dar más

Si acepto que quien esté conmigo tiene derecho a no estarlo, y a que yo ya no le guste.
Si acepto que quien amo, tiene derecho a tomar sus propias decisiones, aunque a mí no me satisfagan.
DEBO RECORDAR que a veces, lo bueno se obtiene esperando y presionando se arruina. Por eso es necesario tener paciencia, esperar tranquilamente y RECORDAR...
Que la impaciencia es producto de un impulso emocional, el cual tal vez pronto pasará.
Que la impaciencia asfixia a quien está conmigo.
Que la presión se puede convertir en irrespeto.
No puedo decidir sobre la vida de quien esté conmigo.
No puedo esperar que actúe sólo de acuerdo a mis deseos.
No debo controlarle, manipularle, adueñarme de ella, ni decidir su destino.
No debo reclamarle a la vida por hacerme devolverle lo que me prestó.
Pero sobre todo... DEBO APRENDER... QUE NUNCA DEJARÉ DE APRENDER, y mientras continúo aprendiendo, debo permitirme vivir y sentir.
Y ahora, que me empiezo a recuperar de los dolores sufridos gracias a ni siquiera haber aprendido que aún queda mucho por aprender, lo único restante por hacer es, en medio de unas cuantas lágrimas, tomar un gran suspiro y decirme a mí mismo...
¡Bueno amigo...volvamos a empezar!